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Eduardo Castillo B.
viernes, 14 de enero de 2011
viernes, 5 de noviembre de 2010
Una constructora china levanta un edificio de 15 plantas en solo dos días
Broad Sustainable Building edifica el nuevo Ark Hotel en algo más de 46 horas y media
miércoles, 6 de octubre de 2010
martes, 28 de septiembre de 2010
Para que no se atrevan a robar
viernes, 24 de septiembre de 2010
¿Qué pasa cuando tenemos un 'déjà vu'?
"El 'déjà vu' es un fallo pasajero de la memoria", explica a RTVE.es Chris Moulin, psicólogo de la Universidad de Leeds, en Reino Unido. Es uno de los pocos científicos dedicados a buscar una explicación a este curioso fenómeno del que aún hay muchas lagunas.
Cuando recordamos el pasado, en nuestro cerebro se 'enciende' un circuito del lóbulo temporal, que está situado justo detrás de las orejas. Esto origina en nosotros la experiencia del recuerdo. Cuando este circuito funciona mal, se produce el 'déjà vu'.
Hay personas que sufren 'déjà vu' crónico. En estos casos la sensación de estar viviendo algo por segunda vez es casi constante y se considera patológico. Se da por igual en hombres y mujeres de entre 60 y 90 años y siempre vinculado con algún tipo de demencia.
"Estos pacientes tienden a estar deprimidos porque es muy difícil encontrar algo que les estimule. Tienen la sensación de haber hecho todo, haber dicho todo y haber leído todo", señala Moulin.
Explica que "trabajar con estos pacientes es siempre apasionante. Cuando me presento por primera vez me responden 'lo sé, si ya nos conocemos'".
jueves, 2 de septiembre de 2010
El vicio de la posesion (celos)

Cuando hablamos de lo sentimental, los celos se manifiestan con la desconfianza y la constante sospecha de que hay otra persona, “otr@s o zorr@s”, la cual puede perjudicar gravemente la relación con la persona amada, pero este sentimiento confuso, paralizador y obsesivo es causado por el temor de que la persona amada prefiera a otra.
El origen de los celos hay que buscarlo en situaciones neuróticas o, en general, psicopáticas.
Algunos autores creen que el sentimiento de los celos es universal e innato. Linton, por ejemplo, ve una prueba de esta tesis en el hecho de que en las Islas Marquesas, donde la libertad sexual es prácticamente total, los indígenas manifiestan sus celos sólo cuando están ebrios; es decir cuando su control voluntario, su raciocinio, ha disminuido. Por el contrario, otros psicólogos (como O.Klineberg) señalan que este sentimiento es de origen cultural, y que los celos no dependen del deseo o necesidad de goce exclusivo de los favores del otro, sino del "estatuto" social. En las sociedades monogámicas, como la nuestra, y siempre según este autor, el adulterio sólo provoca reacciones celosas en la medida en que origina inseguridad (material o afectiva) o afecta al prestigio y al honor. Son dos teorías relativamente antagónicas, pero como ocurre con frecuencia, perfectamente complementarias.
Los celos no son amor
Los celos, en contra de lo que podría parecer y de lo que sugieren algunas letras de canciones, argumentos literarios o guiones de películas, no siempre son consecuencia de un gran amor, ni indican cuánto se quiere, se necesita o se desea a la otra persona.. En muchas situaciones de celos hay, más que amor o miedo a la soledad, otras causas: sentimientos de posesión del otro, de necesidad de controlarle, de inseguridad en uno mismo, de envidia hacia la mayor riqueza de la vida emocional del otro...
Los celos son, como hemos dicho, la falta de confianza en uno mismo y en la pareja. Se trata de una actitud obsesiva que encadena situaciones innecesarias que se pueden evitar bajo un adecuado análisis. En muchos casos, la persona celosa actúa impulsivamente, de forma inadecuada con la pareja, y una vez que se ha dado cuenta del error que ha cometido se arrepiente y se disculpa. No obstante, el tiempo va pasando y el error se vuelve a cometer, lo que sin duda llega a deteriorar una relación.
lunes, 23 de agosto de 2010
La felicidad es elástica

La felicidad duradera es una quimera.
Muchos estudios, además, sugieren que nacemos con algo así como una cuota de felicidad determinada por el ADN. Podemos sufrir subidones de felicidad (encontrar pareja, ganar la lotería, etc.) o bajones de felicidad (quedarse sin trabajo, etc.), pero no tardaremos en regresar al nivel de felicidad después de este tipo de acontecimientos.
Así que nada proporciona La Felicidad. Ni siquiera los tan cacareados como el dinero, el amor o la salud.
"En realidad, el segumineto de personas que han ganado la lotería y de pacientes con daños en la médula espinal revela que, al cabo de un año o dos, esas personas no son más felices ni más tristes que los demás. Nuestra sorpresa al saber esto proviene en parte de nuestra incapacidad para darnos cuenta de que hay cosas que no cambian. La persona que gana la lotería seguirá teniendo parientes con quienes no se lleva bien y quienes sufren una parálisis se seguirán enamorando.
Como el psicólogo Daniel Gilbert ha demostrado, cuando pensamos en las cosas que podrían suceder, tendemos a centrarnos sólo en lo más evidente. Además, no tenemos en cuenta nuestra capacidad para adptarnos a las circunstancias.
¿Entonces estamos atrapados en nuestra propia espiral genómica de felicidad? Hasta cierto punto. Podemos esforzarnos por cambiar nuestra concepción de la felicidad, por ejemplo.
"Los estudios de gemelos idénticos y no idénticos demuestras que los gemelos idénticos tienen mayor tendencia a exhibir el mismo nivel de felicidad que los gemelos fraternos o los hermanos. Los genetistas de la conducta han empleado estos estudios para calcular cuántos genes importan y han llegado a la conclusión de que la felicidad duradera depende de un cincuenta por ciento de la idea fija que de la felicidad tenga la persona (y si la ha hecho realidad), en un diez por ciento de sus circunstancias (por ejemplo, dónde vive, cuánto dinero tiene, cuál es su estado de salud) y en un cuarenta por ciento de lo que elige pensar y hacer. Por supuesto, nuestras experiencias en la vida pueden cambiar nuestro estado de ánimo durante un tiempo, pero en la mayoría de los casos estos cambios son transitorios.
Fuente: http://www.genciencia.com/